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María de la Paz

La primavera y la cicla

La primavera y la cicla

La primavera empezó oficialmente en Holanda en Marzo 21. Desde los primeros días quise escribir para contar todo lo que me llamó la atención. Pero luego me ocupé en una cosa y otra, y aquí estoy, en Julio, en pleno verano, escribiendo sobre la primavera...

Para mi, que he vivido toda mi vida en el trópico, la primavera era algo del otro mundo. Siempre escuché que es una época en la que los árboles florecen, que el paisaje adquiere diferentes tonalidades de verdes y que habría flores por doquier. Pues he comprobado que, al menos en Holanda, es cierto. De un día para el otro, sin darme cuenta, el camino por el que paso todos los días hacia el trabajo, cambió de color, las ramas de los árboles crecieron tanto que casi cerraban el camino, todo era verde y flores de todos los colores crecieron en frente de mi casa.

Las noches siguen siendo frias, pero los momentos más importantes del día siguen teniendo buen clima: cuando voy y vengo del trabajo en cicla.

La vez pasada estaba por contarles cómo ha sido éste asunto de usar la cicla para ir y venir del trabajo. Mi trabajo queda en Pernis, zona industrial de Rotterdam. Y hasta hace unos días viví en La Haya. Es como vivir en Bucaramanga y trabajar en Envigado, claro, guardando las proporciones: en Colombia la distancia sería de unos 500km, mientras que en Holanda no es de más de 30km. Y para recorrer esos 30km uso el sistema de transporte público, que es intermodal. Quiero decir, es intermodal porque es común en Holanda, por ejemplo para ir al trabajo cada mañana, ir en cicla hasta la estación de tren, tomar el tren hasta otra ciudad y luego tram o bus hasta el destino final.

 

El primer mes mi camino hacia el trabajo era tomar el tren por 25 minutos, luego el metro por 15, bus por 10 y luego caminar 20 minutos hasta la oficina. Mi jefe tenía el mismo recorrido pero cambiaba el bus y la caminata por la cicla. Me entusiasmé con la idea de imitarla pero tenía un poco de miedo por los autos y hasta por los peatones. Aquí algunos llaman a las ciclas el enemigo silencioso de los peatones: como no hacen ruido con algún motor como un auto o una moto, no avisan que vienen en camino…

 

Pero luego me dejé contagiar por el amor al medio de transporte más utilizado en Holanda, y decidí comprar una cicla. Los compañeros de trabajo me recomendaron comprar una de segunda mano, dicen que el deporte favorito de los niños en Holanda es desvalijar cuanta cicla dejan a su alcance, y como la mia dormiría en un parqueadero de la estación de metro cercana al trabajo, decidí seguir el consejo. Llegué al lugar indicado y me ofrecieron una cicla con cambios. 4 cambios. Realmente esto me dio risa. Cambios en una cicla para usarla en un país donde la altura máxima es 320m y más del 60% de la superficie está bajo el nivel del mar… ¡pero bueno! Ofrecieron los cambios y decidí comprarlos.

 

Y empezó la travesía. En Holanda las ciclas tienen su propio carril, semáforos y demás señalización. Y  tienen, además, la prioridad en el tráfico. Los primeros días me tomaba más de 20 minutos recorrer los 2.5km que separan mi oficina de la estación del metro. Me dolían las piernas, los brazos y hasta el cuello. Llegaba resoplando. Roja y agitada. Juro que nunca antes me había ejercitado de una manera tan constante. En Barranca salí algunas veces en la madrugada con Luzmilde a recorrer la ciudad y fui otras tantas con Pilar al gimnasio… ¡pero nunca 5 veces por semana! Las abuelitas iban más rápido que yo. Me pasaban señoras con niños o niños de no más de 10 años. Tenía las piernas llenas de morados de tanto pegarme con los pedales al detenerme en los semáforos. Perdía el equilibrio al hacer con la mano la señal de la direccional y entendí a punta de sudor la razón de ser de los cambios: a veces el viento es tan fuerte que parecía que llevara atrás a Pepe el hipopótamo.

 

Tardé en acostumbrarme un poco más de un mes. Ahora el recorrido es de 15 minutos y uno que otro fin de semana salgo también hasta alguna ciudad cercana (aunque nunca he hecho más de 25km al día y las abuelitas me siguen pasando). La uso siempre para ir al mercado, o al cine. Llevo mi i-pod con el curso de holandés y voy repitiendo vocales y consonantes… Hoy tengo 3 ciclas en Holanda y viene la cuarta en camino… entendí porqué en éste país hay más ciclas que personas y adoro las mías: producen una sensación de libertad con la que se empieza o termina bien cualquier día.

2 comentarios

Tatiz -

Está muy bueno Chis. Prepárese para el mío cuando compre carro. Suba más fotos para verlas con sus ciclas. Un abrazo

sandra -

Maria muy chistoso como escribes...pero los cambios si los vas a necesitar..vas a ver..sobre todo para pasar a las abuelitas y los niños de 10 años...jajajaj