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María de la Paz

Del Zomer Carnaval y otras fiestas en Rotterdam

Del Zomer Carnaval y otras fiestas en Rotterdam

 

Hace unas semanas tuvo lugar en Rotterdam la edición No. 26 del Zomer Carnaval. Es un festival de 2 días, que se hace desde hace unos años en la ciudad y que es uno de los súper eventos de Holanda. Este país, quien lo creyera, tiene cuanto festival, carnaval y evento posible. Claro, eso si, en la mayoría de ellos no se elige una reina, ese lujo queda reservado para Colombia…

A principios de 2010 hubo un gran debate en Rotterdam, pues debido a la crisis económica mundial, la alcaldía de la ciudad debió recortar el presupuesto destinado a rifas, juegos y espectáculos. Y éste Zomer Carnaval del que les hablo estuvo por unos días en el banquillo, a punto de ser eliminado de la programación anual (por razones económicas pero también porque en el 2009 una persona murió durante uno de los desfiles). Pero sobrevivió al recorte presupuestal y 900.000 personas se divirtieron durante los 2 días de fiesta en el 2010.

La idea del Carnaval es representar la cultura de América Latina y El Caribe y divertir a los cientos de miles de antillanos que viven en Holanda. Las actividades van desde desfiles de comparsas, duelos entre bandas de tamboras hasta la elección de la reina, que se hace unos días antes de que el festival comience y es anunciada en cuanto periódico y noticiero tiene la ciudad. Las calles principales del centro de Rotterdam se cierran y, entre valla y valla queda un gran espacio donde se celebra el festival. Al fondo de una de las principales vías, Coolsingel, hay una tarima, ahí se hace el duelo de bandas, y es el lugar de llegada de las comparsas. Las comparsas parecen salidas del Carnaval de Rio de Janeiro. Mujeres vestidas –o disfrazadas- de garotas, bailando no precisamente samba sino prácticamente cualquier ritmo caribeño. A lo largo de las calles cerradas hay puestos de artesanías de Surinam y las Antillas, hasta venta de banderas. Y entre esos hay también puestos de comida típica. Ahí encontré yuca al vapor, chicharrón, empanadas de carne con arroz, mazorcas y caipiriñas.

Otra cosa que me sorprendió es que al llegar a la barrera de vallas, hay unos letreros inmensos que dicen “a partir de aquí es permitido tomar alcohol”: en Holanda es prohibido tomar alcohol en la calle, en el espacio público, pero para éste tipo de eventos lo permiten en ciertos lugares, demarcados por los letreros y las vallas. Y para recordarle al desprevenido, hay un guardia por metro cuadrado para hacer que uno se termine la cerveza/coctel antes de salir de la zona controlada. 

La ciudad entera se convulsiona: calles cerradas, Policía por todas partes y a caballo. La ciudad tranquila de los meses anteriores, desaparece: la Rotterdam del Zomer Carnaval es una ciudad llena de ritmo y colores, de gente disfrutando con el desorden, tomando cerveza, con equipos de música improvisados en las esquinas y parejas bailando salsa, merengue y hasta un poco de samba (video en  http://www.youtube.com/watch?v=xdohA4vm7LE&feature=related ).

Pero lo más impresionante es ver tantos, pero tantos antillanos. Y surinameses. Yo ya sabía que Rotterdam es la ciudad de Holanda donde se concentra la mayor cantidad de inmigrantes de estos países. Pero en estos días parece que no hubiera en toda la ciudad más gente que ellos. Ocupan cada calle del centro de la ciudad. Me sentía en pleno centro cartagenero. Y cómo no. Si este es un evento diseñado para ésta parte de la población (cerca del 12% de los habitantes de Rotterdam son antillanos y surinameses).

Así como hay otros eventos diseñados para otros públicos. Por ejemplo, el 30 de Abril se celebra el cumpleaños de la Reina Beatriz. Y digo ese día se celebra porque el cumpleaños no es realmente ese día sino en Enero 31. Abril 30 era la fecha de cumpleaños de Juliana, la mamá de Beatriz. Pero nadie querría salir a mitad del invierno, con temperaturas bajo cero y el país cubierto de nieve, a celebrar el cumpleaños de nadie. Entonces, para que la popularidad de la fiesta más popular en Holanda no bajara, la nueva Reina decidió mantener la celebración el día del cumpleaños de su madre.

Ese día, el centro de Rotterdam también es cerrado con vallas y también se vende en su interior tanta cerveza que parece que la regalaran (no, no la regalan, es a €3 el vasito de 200ml). La ciudad se viste de naranja. Todos en la calle participan de la fiesta con un pantalón, camisa, gafas, peluca, sombrero, medias o bufanda de un naranja bastante chillón. La gente enloquecida de amor patrio (y también, por qué no, un poco alicorada) corea canciones típicas holandesas y se arropa con banderas del Rood-Wit-Blauw (rojo-blanco-azul). Todos parecen hermanos y bailan y cantan alternando las canciones holandesas favoritas: el Wilhelmus (himno holandés) y Wij houden van Oranje, una especie de himno holandés para el fútbol (aquí una versión de youtube: http://www.youtube.com/watch?v=h2n-Hr2BKEA&feature=fvst).

La diferencia entre estas dos fiestas es básicamente que ésta última es una fiesta de blancos. Y esto es lo que me ha parecido muy curioso. La ciudad, y en general el país se ufanan de ser tolerantes e incluyentes con las personas de diferentes nacionalidades y grupos étnicos que viven aquí. Y de pronto si lo son, pero muy a su estilo: en tardes de festivales de uno u otro grupo racial, cualquier desprevenido podría concluir que aquí no hay más que un solo grupo. La ciudad se inunda de blancos, negros o turcos según el evento de turno… ¿es esta, entonces, una sociedad incluyente?

 


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